Las fiestas navideñas incrementan las ventas y los beneficios obtenidos a través de las mismas. Esto se debe a que todos queremos sacarle una sonrisa a nuestros seres queridos, haciendo un regalo único y especial.
Las marcas conocen nuestras debilidades y aprovechan momentos como éstos. Por un lado, la televisión nos bombardea con anuncios de productos que queremos pero probablemente solos no adquiriríamos, puesto que siempre hay algo más importante que comprar.
Por otro lado, el punto de venta está lleno de decoración que nos recuerda que se acerca el momento de los regalos. Además, la decoración nos convierte en seres más sensibles que recuerdan la importancia de tener un detalle con las personas que son importantes en nuestras vidas.
En momentos del año como éste, las marcas aprovechan las enormes posibilidades que la publicidad pone a su alcance, lanzando innovadoras técnicas y despertando nuestro lado más emotivo. De esta manera, consiguen recordarnos que ha llegado el momento de tener un detalle con las personas que nos rodean.
Teniendo en cuenta que el gasto medio durante las Navidades es muy alto, las promociones y las ofertas pueden encontrarse en abundancia. Esto facilita nuestra elección de regalos, permitiéndonos ahorrar dinero y tener un detalle con más personas.
Lo que las marcas deben recordar es que su publicidad no debe ser invasiva ni demasiado extrema. Se trata de un momento del año en el que predominan las emociones positivas y la tradicionalidad.