Probablemente te suene familiar la frase „El cliente es el rey“, pero, ¿es realmente así? ¿Debe siempre el cliente ser el rey?
En mi opinión, la respuesta es “sí”. A pesar de que algunos consumidores te cabreen, al fin y al cabo, es el consumidor quién ayuda a tu empresa a crecer, por lo tanto debes hacer todo lo posible para conseguir que esté feliz y vuelva a tu superficie comercial.
Los tres tipos de consumidores más comunes en el punto de venta son:
- El investigador. Este tipo de consumidor quiere informarse muy bien antes de realizar la compra. En el caso de saltarse este paso, se siente inseguro y duda acerca de la eficiencia de su producto en comparación con los que los competidores ofrecen.
- El impulsivo. Este tipo de consumidor se caracteriza por sus compras impulsivas. No quiere pasar su tiempo libre investigando, prefiere realizar compras no tan satisfactorias, a pasar horas buscando información y comparando productos similares.
- El nervioso. Este tipo de consumidor parece estar cabreado y se comporta con cierto grado de nerviosismo. Esto se debe a que siempre va con prisa y odia el proceso de compra. Si estás atendiendo a un consumidor de este tipo, escúchale y haz lo que él espera de ti. En caso de que no quiera ayuda por tu parte, déjale su espacio. Si necesita información, vendrá a buscarte solo.
Recuerda que el consumidor debe siempre quedar satisfecho, tan solo de esta manera podrás asegurar tanto las ventas a largo plazo, como el desarrollo de tu negocio.