Uno de los puntos que más se resaltan en las películas y series de ciencia ficción son las calles comerciales. Los coches son diferentes, pero las tiendas también tienen un aire más futurista. Y no solamente cambian los productos, sino también la manera en la que los consumidores interactúan con ellos. Las cosas aparecen prácticamente solas, los dependientes son robots y la tienda es capaz de satisfacer todas las necesidades del consumidor.
En muchas ocasiones, lo que mostraban estas películas futuristas ha quedado atrás y en otras, llegado el momento, las cosas no eran tal y como las esperábamos. Pero la realidad es que estas películas son un fiel reflejo de lo que consideran debería ser la experiencia del consumidor en los tiempos modernos. El mundo del retail ha ido cambiando a pasos agigantados en los últimos años y debe seguir haciéndolo si quiere estar a la altura de lo que esperan los consumidores.
Aunque pueda parecer un tópicos de las películas de ciencia ficción, los consumidores esperan cada vez más tecnología. En un contexto en el que los consumidores necesitan estar permanentemente conectados para acceder a la información que necesitan, usan diferentes dispositivos electrónicos y cada vez más escenarios, las marcas no pueden permanecer al margen de todo ello. Deben tenerlo muy en cuenta y aprender a utilizarlo en su favor creando experiencias que cubran estas nuevas necesidades.
El comprador actual es un comprador omnicanal, por lo que busca una atención al cliente omnicanal. Ya no contacta con la marca solamente a través de un canal, sino por muchas y las marcas deben estar a la altura de este gran desafío. No se trata de ganar la batalla en el mundo offline u online, sino de unir ambos mundos para que la experiencia del consumidor sea más positiva y que no existan líneas de separación entre ambas cosas.
Así pues, las tiendas tienen que se capaces de fusionar su presencia física con las nuevas tecnologías. Los consumidores quieren cada vez más información, más servicios personalizados y más experiencias memorables. Con lo cual, las tiendas no tienen más remedio que recurrir a la tecnología para propórcionárselo.
Esto significa que el futuro estará marcado por probadores digitales que nos dirán cómo nos quedará la ropa sin tener que probárnosla físicamente y por pantallas que ofrecerán información detallada sobre todos los productos que se ofrecen. Además, la inteligencia artificial creará asistentes mucho más complejos y eficientes y la realidad virtual ofrecerá experiencias mucho más inmersivas y memorables. Con lo cual, las tiendas se convertirán en entornos cada vez más complejos donde los consumidores tendrán cada vez más elementos y más información a su disposición.