Internet ha supuesto una gran revolución en los hábitos de consumo de nuestra sociedad. Los consumidores se encuentran, hoy en día, permanentemente conectados y las marcas deben hacer uso de nuevas armas para llegar hasta ellos y llamar su atención entre tanto «ruído». De esta forma, el comercio electrónico ha dio colándose en neustras vidas y convirtiéndose en un escenario cada vez más poderoso en términos de consumo. Los consumidores acuden cada vez más a la red para buscar y comprar los productos que necesitan, lo que ha hecho que el comercio electrónico haya ido haciéndose con una cuota de maercado cada vez más amplia.
Debido a ello, las tiendas físicas han empezado a ver cómo la situación va cambiando y cómo los hábitos de consumo ya no son los mismos que hace unos años. Los consumidores utilizan diferentes escenarios para realizar sus compras, lo cual se ha reflejado en gran medida en los grandes picos de consumo del año, como Navidad. Este año, las empresas de mensajería se han visto tan desboradas que no han sido capaces de atender la demanda de una manera eficiente.
Mientras esto ocurre, las tiendas físicas han ido viendo como sus consumidores se van marchando y se han lanzado a intentar reconquistarlos. Aunque muchas han utilizado estrategias basadas en la criminalización de Internet para recuperar a sus clientes, otras, en cambio, han apostado por intentar entender el mundo online como la clave de su existencia futura. Como suele decirse, «si no puedes con él, únete a él».
Todo ello ha tenido mucho que ver con las ventajas que ofrece el comercio electrónico y que hace que las tiendas tradicionales tal y como las conocíamos hayan ido perdiendo atractivo. Frente al bullicio y al estrés que causa ir de compras, con el añadido del tiempo que supone, el consumidor ha optado por recurrir al comercio electrónico, donde puede comparar entre disti8ntos artísulos y precios en pocos minutos y hacer su pedido cómodamente desde casa. Sin tener que desplazarse y a cualquier hora del día.
Durante mucho tiempo, las tiendas físicas han intentado centrarse en el precio como factor de atracción, pero se trata de una forma bastante simplista de entender la situación. No solamente es una cuestión de precio, sino del propio proceso de compra. Si las tiendas físicas quieren recuperar a sus clientes, deben buscar nuevas fórmulas que mejoren la experiencia de compra de los mismos y que la convierta en algo único. Algo que desee y quiera y que le lleve a acudir al punto de venta físico en lugar de hacerlo desde casa.
Afortunadamente las nuevas tecnologías que, has el momento parecían el enemigo, son la solución. Es así como muchas tiendas han comenzado a incluir pantallas interactivas, tablets y otros sistemas en su punto de venta física para que la experiencia de compra no sea solamente más llamativa, sino que se convierta en una experiencia agradable y no estresante. Algo que Internet no puede ofrecer.