Las nuevas tecnologías no solamente están facilitando la vida diaria de los consumidores, sino que también ofrecen un gran potencial a la tienda física para ofrecer una experiencia de compra más positiva a los clientes a y aumentar sus ventas. En un mundo en el que las barreras geográficas se han ido reduciendo cada vez más y en el que los consumidores pueden encontrar en la red todo lo que necesitan, es necesario darle motivos de peso para que siga queriendo acudir personalmente al punto de venta. Y es aquí donde entran en juego las experiencias y donde las nuevas tecnologías se convierten en nuestro mejor aliado.
Pantallas digitales para publicidad
Las pantallas publicitarias nos permiten mostrar información para promocionar nuestros productos a través de imágenes y vídeos. Además, sus aplicaciones son muy variadas por lo que cualquier negocio puede aprovecharlas. Con la ventaja de que podemos cambiar el contenido en función del día y de la hora que sea.
Aplicaciones para tablets y smartphones
Las aplicaciones para smartphones y tablets pueden ayudarnos a fidelizar a los clientes. La idea es crear un canal de comunicación directo con el cliente para informarles sobre nuestras novedades, permitirle realizar reservas, enviarle ofertas, mostrarle nuestros productos, etc.
Pantallas interactivas
Se trata de displays que permiten al cliente obtener más detalles sobre el producto que le interesa, personalizarlo o incluso pedirlo para que le llegue a su domicilio en unos días. De esta forma, el cliente no necesita esperar a que haya un dependiente libre para atender sus consultas.
Probadores virtuales
Seguro que alguna vez has oído hablar de ellos. No obstante, todavía no son algo generalizado. Se trata de cámaras que captan la imagen del cliente y que crean una capa de la prenda sobre el mismo. De esta forma, no es necesario probársela físicamente para ver cómo nos queda, lo que supone un gran ahorro de tiempo.
Realidad virtual
La realidad virtual se está convirtiendo en un gran aliado para las empresas que no venden productos físicos, sino relacionados con experiencias que el cliente puede vivir cuando las adquiera. Es el caso, por ejemplo, de las agencias de viajes o de empresas que venden actividades de aventura. Gracias a las gafas de realidad virtual pueden crearse vídeos inmersivos en los que el cliente puede saber con más detalle qué es lo que puede esperar de ello. Por un lado, ofrecemos una experiencia más positiva al cliente y por otro conseguimos impulsar la decisión de compra en el caso de que se encuentre indeciso.